La piedra volcánica es una forma de roca ígnea llamada escoria que se crea por la erupción de volcanes. La escoria se forma cuando la lava fundida arrojada por un volcán se solidifica con aire en burbujas aún atrapadas en su interior. Esto hace que la escoria o la roca de lava sea más ligera y es la razón por la que aparecen agujeros con forma de burbujas en la roca. La piedra volcánica puede ser de color rojo pardusco, negro o gris.

Su principal característica es que cada pieza está recubierta por múltiples poros. Es de este hecho que se derivan muchos de sus beneficios para las plantas.

Hay dos colores de roca de lava que son el negro y el rojo. El rojo es el más común, aunque depende de disponibilidad. Es muy liviana.

Es muy liviano. Es químicamente inerte, inorgánico y aséptico. Esto significa que no tiene ninguna actividad biológica ni desempeña ningún papel en el intercambio catiónico. Sin embargo, tiene una gran cantidad de beneficios para las plantas.

Decorar macetas y jardines es el uso más habitual de la piedra volcánica. Se utiliza como tapadera y como forma de decoración de macetas. Como hay diferentes colores, se pueden hacer patrones interesantes con ellos.

Aunque se suele utilizar más para decoración, incorporar grava de grano pequeño a las mezclas de sustrato ayudará a mantener la tierra aireada y ligera.

La piedra volcánica es la más porosa de todas las gravas y puede retener agua. Incorporarlo al sustrato ayudará a evitar daños a las plantas, mantener una buena humedad y reducir el riesgo de que la planta se seque. Si se cubre con mantillo, también retendrá la humedad debajo de la planta.

Protege contra los cambios de temperatura utilizado como mantillo, ayuda a aislar la capa inferior contra los cambios de temperatura.

Estos cambios pueden provocar deshidratación, erosión o pérdida de la estructura del suelo.

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